Hechos en los últimos años confirman la capacidad de la naturaleza de transformar todo el entorno y recuerdan que la humanidad no tiene el control que asumía como suyo. En los últimos 10 años hemos sido testigos del aumento de desastres a nivel mundial, inundaciones en Colombia, Tsunami en Asia, el huracán Katrina, terremotos en India, Pakistan, Perú, Haití, China, Chile, Turquía y mas recientemente en Japón.
La medicina de desastre no está concebida para esperar que este tipo de eventos ocurran; está orientada a la preparación y promoción de medidas preventivas con una respuesta inmediata para cualquier tipo de tragedia. Por ello la Amerincan Medical Association creó el centro de respuesta a Desastres y el Plan de Preparación de Salud Pública, con el objetivo de que el personal médico mejore su conocimiento y respuesta en este tipo de situaciones.
Los componentes básicos de una respuesta médica en estas circunstancias incluyen: activación, implementación, mitigación y recuperación. Esto enmarca la provisión inmediata de cuidados médicos posterior al desastre, que comienzan en el sitio de desastre y continúan en el servicio de urgencias donde comienza en manejo definitivo.
El papel de médico de urgencias en la preparación hospitalaria y comunitaria es fundamental, pero es esencial tener un plan de colaboración donde se motive y promuevan la participación todo el personal en simulacros de desastres de cualquier tipo.
En grandes desastres, la mayor demanda de atención, se presenta en las primeras 24-48 horas. Las fases de respuesta médica consisten en tener un plan operacional, acorde con el tiempo de inicio del evento y localización del área afectada.
La fase de entrenamiento incluye triaje y manejo de pacientes críticos: la meta es la estabilización de las víctimas en el campo y facilitar su traslado a los hospitales o a centros de evacuación pre-designados. Entre la hora cero a la hora 1 se debe actuar en las áreas de estabilización; luego entre la hora 1 a 12 están activados los centros de asistencia médica de desastres; y para la hora 12 a 72 están los centros de atención de heridos.
La responsabilidad médica va más allá de las primeras horas después de la tragedia. Como personal médico y de salud pública tenemos una responsabilidad con nuestros pacientes, y un compromiso mayor con nuestra sociedad y el manejo que le damos al medio ambiente. En una democracia la opinión cuenta y el poder de convocatoria de nuestra profesión debe ser encauzado para prevenir que lo inconcebible suceda.
Ricardo Restrepo Guzmán, MD.
Psiquiatra - Corresponsal en Nueva York.
TOMADO DE: Periódico el Pulso Julio de 2011-Nº154
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